En los movimientos sociales muchas veces se piensa que rendir cuentas es solo un trámite: presentar un informe, cuadrar números o cumplir con requisitos externos.
Pero rendir cuentas va mucho más allá. Es un acto político y ético que expresa cómo usamos los recursos, qué prioridades elegimos, y cuán coherentes somos con lo que defendemos.
En Amnistía, que trabaja por la verdad, la justicia y la dignidad humana, no podemos dejar la gestión económica en segundo plano. El presupuesto también comunica. Las decisiones financieras también dicen qué nos importa.
Rendir cuentas no es solo “mostrar cifras”. Es incluir a la membresía, abrir conversaciones incómodas si es necesario, y asegurarnos de que ninguna decisión económica nos aleje de nuestros principios.
Por eso, postular a la Tesorería no es solo un reto técnico: es una responsabilidad política con la base social que sostiene este movimiento.
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